viernes, 25 de octubre de 2013


“MISTERIO, LA DESAPARICIÓN INEXPLICABLE¨”


Existen diversas historias  sobre sucesos inexplicables acontecidos en la bella Ciudad de Puebla de los Ángeles, dentro de esos sucesos  les contaré  el que me ocurrió junto con mis compañeros años atrás.

Todo empezó aquel día que he considerado uno de los más trascendentes de mi vida, no recuerdo con exactitud la fecha exacta  pero mi mente aguarda un vago recuerdo de lo que sucedió varios días antes de comenzar las festividades de los fieles difuntos.

Una semana antes de aquel suceso extraño la maestra de Historia del Arte comentó sobre la visita que haríamos a las Iglesias ubicadas en el Centro Histórico. Durante el trascurso de la semana mis compañeros y yo  estábamos  entusiasmados de visitar aquellos lugares que más que para tener un poco mas de cultura seria para conocer nos y convivir. Un día antes de la visita durante la clase de Química observé  a Fernando nervioso y pálido, me acerque a él y le pregunte  sobre su situación que tenía en ese instante, me respondió: “Ayer cuando estaba realizando mi tarea me dio la curiosidad de investigar acerca de los lugares que visitaríamos, comencé a leer los artículos que tenían las páginas web y encontré uno que se me hizo extraño por el título que contenía  este era el siguiente “Verdades ocultas sobre la Catedral”, comencé a leer y a empaparme de toda la información que relataba sobre un lugar oculto del que nadie aparentaba saber y solo una persona conocía con exactitud su ubicación y ese era el mismo autor de la obra Francisco Becerra, arquitecto Español que se hizo cargo de la construcción del proyecto

Después de leer todo esto mis pensamientos se llenaron de ideas absurdas que al cabo de un rato empezaron atormentarme en mis más profundos sueños, por eso es que me ves de esta forma.”

Rápidamente me aleje de él sin decirle ninguna palabra, quede helado por un instante y no pensé en otra cosa más que en las palabra que me dijo. En el resto del día  imaginé cosas relacionadas con el relato, pero me dije ¿Por qué  debo estar nervioso si solo es una tontería?, solamente de esa forma pude escapar por un rato de esa sensación incontrolable llena de angustias y temores.

Al día siguiente en la clase de Lectura y Redacción  que me parecía sorprendente y a veces indetestable, note algo extrañó, había una banca deshabitada que correspondía  a Fernando, me acerqué con Adonai para preguntarle por qué no había asistido a clases, dijo que no tenía la menor idea, pero de pronto  se acordó algo que lo impacto, lo sé  porque aun recuerdo la expresión en su rostro que era frío y desapercibido. Se acordó que en la tarde de ayer había recibido una llamada, era el mismo Fernando  que se oía con una voz débil, agotada, agónica en la cual la emitió un mensaje de despedida para Adonai, este reaccionó en un tono de burla, cínico ya que no creía en las palabras del casi muerto. En este instante se cortó la llamada, Adonai se quedo con la idea de que era una broma de las tantas del buen Fer. Al escuchar estas palabras me quedé pesando si era cierto o solo era una tonta broma, no lo tomé en cuenta para ser sincero con ustedes.

Cuando el timbre tocó, sabía que la espera había terminado, junto con mis compañeros salí a cambiarme de ropa más “adecuada” para hacer la visita. Al entrar al salón de nuevo la maestra de Lectura y Redacción preguntó dónde íbamos a ir, de inmediato le respondimos que nos esperaba  una visita al Centro Histórico, con una cara de sorpresa nos dijo que por qué escogimos aquel día, contestándole que la maestra nos asignó el día. Respondió que estaba leyendo un libro que se titulaba “Misterios en la Ciudad de los Ángeles” que relataba que en el mes de Octubre del año de 1850, 5 niños desaparecieron en las calles del Centro Histórico, nadie volvió a saber de ellos, por ese motivo la maestra no quería que  fuéramos a la visita.

En mi mente pasaron cualquier tipo de ideas que para otros serían absurdas pero que para mí cada vez parecía más real. Recordé que una semana antes de aquel día revise el periódico por curiosidad, al estar leyendo observé con atención un encabezado que citaba “Muertos a la mitad de la noche” dentro de este encabezado se decía que en la calle aledaña al zócalo se había encontrado los cadáveres de 6 jóvenes en descomposición y que no había rastro del creador de este acto imprudente.

Cuando recodé este suceso de inmediato se lo comenté a mis compañeros, los cuales me respondieron que era una estupidez junto con lo dicho por la maestra.

Quince minutos después, la maestra de arte nos llevó a su auto para guardar nuestras cosas, en mi mochila no me percate que olvidaba una libreta en la cual estaban apuntados todos los pensamientos que tuve los últimas semanas incluidos los que se relatan en esta historia.
Nos dirigimos a la parada del camión que pasó rápidamente puesto que tuvimos que correr para alcanzarlo, al subir decidí sentarme solo sin compañía, quería pensar acerca de la veracidad de tales coincidencias que parecían llegar a un punto de realidad. Observaba a mis compañeros como se divertían, como reían, como se transformaban por un momento en el más famoso fotógrafo de todos los tiempos aunque no fuera reconocido por nadie. Miguel escuchaba música al igual que Isel, se apartaban de la sociedad por un momento, la maestra iba platicando con Omar sobre la belleza cultural que posee México, todos estaban disfrutando como nunca, pero yo estaba dentro de un agujero de sufrimiento que no me dejaba vivir en paz.

Al bajar del camión, empezamos a caminar en dirección a la Avenida Reforma, antes de cruzar la 11 Pte. la profesora dijo que era más conveniente organizarnos por equipos, así entregaríamos una tarea sobre los lugares visitados.
Comenzamos a caminar sobre la Avenida, todos tomábamos fotos de las maravillas arquitectónicas, al llegar a la esquina de la calle 5 de Mayo y Reforma, le comenté a Miguel sobre el puesto de revistas que estaba, le mencioné que en tal lugar acostumbraba a comprar revistas sobre videojuegos e historias terroríficas, junto con la compañía de mi madre.

Continuamos la visita y nos dirigimos a la Iglesia de Santo Domingo, antes de entrar la maestra nos aconsejó que tomáramos nota sobre los aspectos más importantes de aquella construcción. Al entrar, por primera vez en mi vida, observé con atención una exposición que estaba presente a lo largo del atrio de esta Iglesia. En la fachada se observaba una gran ventana por la que los rayos del sol penetraban para alumbrar todo el coro situado en la parte superior. Debajo de este había una imagen de Santo Domingo en un relieve plano acompañado de dos perros con antorchas que simbolizan la fe y la luz guiando el rebaño por el buen camino. A esta fachada le tome una foto que aún conservo junto con otras imágenes.

Al entrar encontramos variedad de pinturas, esculturas religiosas y capillas que conducían hacia un altar enorme lleno del color deslumbrante del oro, el cual cubría todo el altar resaltándola bellas escultura de orden religioso. A la izquierda de este se encontraba la Capilla del Rosario, cuando Isel se acercaba para poder entrar, de la nada salió un hombre que le dijo que no podía pasar, tal hombre de aspecto rudo y despistado nos mencionó la Capilla estaba en arreglos desde hace días.

No tuvimos otra opción que abandonar aquel recinto, me percate que la hora marcaba las 4:00 pm, con más hambre que ganas de seguir caminando,  tuvimos que dirigirnos a la calle comúnmente conocida como “La calle de los dulces”, algunos de mis compañeros se dirigieron a la dulcería de Santa Clara, al mismo tiempo Miguel me comentó que estaba sediento por la trayectoria del camino, entonces le avisamos a la profesora que íbamos a la tienda, al regresar encontramos a la maestra junto con Omar, Isel y Fernanda, les pregunté dónde estaba el resto, Fernanda me contestó que aún estaban comprando algunas cosas. A lo lejos, enfrente de la tienda me pareció ver algo extraño parecía observar pequeñas gotas de sangre, no lo comenté a nadie, pensé que solo era un juego falso de mi trastornada mente. En esos instantes decidimos que era conveniente que nos alcanzaran en el interior de la Catedral en la que observamos las partes que conformaban este recinto sagrado, las cuales se quedaron grabadas en mi mente como la palma de mi mano, estas eran Altar Mayor, Capilla Santiago Apóstol, Altar de los Reyes, Capilla del Sagrado Corazón de Jesús y el coro que me pareció tétrico, lleno de misterios indesconocibles aún en estos tiempos. Cuando estábamos cerca de este recordé las palabras de Fernando sobre la existencia de la zona oculta en la Catedral que todos desconocían, pensé en investigar aquellas ideas, pero mi mente me contradijo y entonces comprendí que solo era parte de algo estúpido.

Cuando salimos de aquel lugar sagrado la maestra estaba preocupada por la ausencia de mis compañeros, lo observé en su rostro, se veía pálida, temblorosa, sin ubicación,  sin nada que realizar. Le comentamos que si mejor nos organizábamos en dos grupos para encontrarlos, no dijo nada solo movió su cabeza argumentando que sí, de inmediato comenzamos a buscarlos con desesperación, cada minuto que transcurría se hacía  más grande la desesperación por encontrarlos, ya eran las 8:00 pm y aún no sabíamos su ubicación, las calles se tornaban cada vez más solas, oscuras y peligrosas. Con tal desesperación decidimos regresar al lugar de la extraña desaparición, todo estaba cerrado, con poca circulación de vehículos, enfrente de la dulcería hallamos manchas de sangre que aún estaban frescas, creímos que era una extraña coincidencia ya que no podía estar ocurriendo un caso de homicidio como pasa en las películas o novelas policiacas. Decidimos nuevamente separarnos para realizar la búsqueda, me acompañaba Miguel con la maestra, quedamos volver al mismo punto. Dando las 10:00 pm comenzamos la búsqueda, hicimos recorridos por todas las calles alrededor, una y otra vez, pero no hallamos ni una miserable pista que nos llevara a la ubicación de mis compañeros.

Agotados y con una desesperación que quería brotar de nuestros cuerpos, regresamos al punto de inicio. Al llegar no se encontraba nadie del otro grupo, me acerque a la maestra y le comenté que era necesario llamar a la policía para que viniera a investigar, caminé hacia un teléfono ubicado en la siguiente calle, levanté la bocina y comencé a marcar pero nadie respondía la línea parecía ocupada, intenté llamar de nuevo pero volteé hacia donde estaba Miguel junto con la maestra y no los  vi, solo pude observar el vacío de la calle pero no lo creí, en ese instante solté la bocina y corrí  hacia a la calle anterior, mire a todas partes una y otra vez pero no hallaba nada. En la bocina una voz respondió diciendo ¿en qué le puedo ayudar?, al oírla salí corriendo hacia el teléfono, pero al tratar de cruzar la calle, no me percate del auto que atravesaba y alcanzó a atropellarme.

Varios días después en el hospital, la policía llego para aclarar la desaparición  de mis compañeros junto con la maestra, le respondí que durante el trayecto fueron desapareciendo, la policía me respondió que no habían encontrado a mis compañeros ni a la maestra, al instante le mencione sobre la ausencia de Fernando en la visita, los observé que murmuraban, alcance a oír una parte de lo que decían: “¿Sería conveniente decírselo en este instante, así como se encuentra? ¿Crees que le afecte?”

No aguante un instante más, les pedí que me dijeran la verdad, me contestaron:”Tendrás que ser fuerte hijo, un día después de la desaparición de tus compañeros, recibimos una llamada en la que habían reportado el extravió de un chico, acudimos a la dirección y desafortunadamente era Fernando tú amigo”. Segundos después de oír estas palabras, mi mente no soportó más y me alteré, los doctores tuvieron que administrarme una alta cantidad de analgésicos para tranquilizarme.

Dos días después mis padres me llevaron de vuelta a la casa, recuerdo que no tenía ganas de hacer nada, lo único que quería estar solo.

Con el paso del tiempo nunca pude comprender cómo pudo pasar semejante atrocidad, sabía que ya no era el mismo, aún cuando escribí este relato, no sabía como había ocurrido, solo sé que fui afortunado de seguir con vida por tal motivo decidí escribir esta historia como un recuerdo hacia mis compañeros y a la maestra.


Sé que existen historias inexplicables pero ninguna se compara con lo que me sucedió aquel día al que lo llamo “Misterio, la desaparición inexplicable”